Recopilar datos no es lo mismo que entenderlos, es un hecho. La realidad es que las empresas gestionan a diario multitud de información, pero muy pocas saben extraer valor a la misma. La alfabetización del dato, entendida como la capacidad de leer, trabajar y comunicarse con datos va a ser precisamente una de las habilidades más demandadas en los profesionales en los próximos años.
La razón está en que los datos no solo representan una ventaja competitiva, sino que son esenciales e incluso fundamentales para el funcionamiento y supervivencia de cualquier organización. Pero también son importantes debido al auge que tendrá de la Inteligencia Artificial que en la empresa facilita, entre otros, mayor precisión, impulsa productividad, permite conocer mejor a los clientes y adelantarse, incluso, a lo que va a ocurrir, y los datos son el combustible que hace posible esta tecnología.
La capacidad de las máquinas de realizar tareas como humanos supondrá un cambio de paradigma que reconfigurará el mercado laboral, mejorando el desempeño de los trabajadores que necesitarán comprender el valor del dato y gestionar el mismo de manera óptima para realizar bien su cometido.
En unos años esta tecnología emergente, como se apunta desde el Foro Económico Mundial, demandará un reciclaje de las habilidades profesionales donde deberemos estar preparados para trabajar con máquinas inteligentes, datos y algoritmos.
Se vaticina que el volumen total de datos aumentará diez veces en todo el mundo provocando mayor complejidad a la hora de gestionarlos en las compañías, que deben apostar claramente hoy por la alfabetización de los datos.
En la actualidad, solo el 11 por ciento de los empleados se siente seguro sobre el conocimiento de la información que maneja y uno de cada cinco afirma que su empresa no está preparada para una gestión óptima del dato. (Estudio Data Literacy: The Uspskilling Evolution)
De la inteligencia pasiva a la activa
Se trata de pasar del enfoque pasivo de datos tradicional de recopilar información histórica y a menudo en silos, a fomentar la llamada Inteligencia Activa. Esta representa un nuevo estado para los datos y la analítica, donde las organizaciones toman medidas y decisiones en función a la información que usan gracias a empleados con gran capacidad de análisis que acceden a la información oportuna y relevante cuando la necesitan, pudiendo traducir la misma en acciones concretas que beneficien a la empresa.
Conseguirlo apunta a romper las barreras tradicionales como los silos organizativos, evitar falta de gobernanza de la información en las empresas y hacer frente a la reticencia de las organizaciones y de los empleados de aceptar el cambio de una cultura empresarial impulsada en datos.
Los datos son hoy un facilitador del negocio digital y hay que tratar, gestionar e interpretar la información como un segundo idioma. Tienen un valor estratégico para la resolución de problemas, comprensión del rendimiento, mejora de procesos y además son un valor seguro para la resiliencia organizacional.
La tecnología ayuda en ese proceso de alfabetización con soluciones de Analítica Self Service que hace más fácil la gestión de la información, democratizando el uso y la interpretación del dato, sin necesidad de acudir a perfiles cualificados.
Pero también se requiere un compromiso en el liderazgo que comprenda que la carencia de habilidades en la gestión de los datos, impide claramente el progreso y paraliza una adecuada transformación.
No queda otra que asumir que las compañías deben ser ya Data-Driven para superar desafíos y planear el futuro.