En una sociedad tan competitiva como la actual ofrecer algo nuevo es siempre sinónimo de éxito, pero desgraciadamente para muchas organizaciones lograrlo se ha convertido en una meta casi incalcanzable.
La limitación de presupuesto y la falta de capacidad para definir procesos, o la ausencia de talento, junto a la elección de tecnología adecuada, son algunas de las barreras que frenan habitualmente el progreso en las compañias. Pero no todo está perdido. El benchmarking es un técnica que puede ayudarle a conseguir la máxima eficiencia en su entorno laboral mejorando su competitividad sin mucho esfuerzo en base a la transferencia de conocimiento.
Se trata de algo tan simple como localizar cuáles son aquellas mejores prácticas que llevan a cabo otras empresas y adaptarlas, introduciendo mejoras. No se trata de copiar, pero sí de evaluar tanto productos, servicios, procesos y compararlos con los propios con el objetivo claro de crecer de forma sostenida.
En la actualidad el bechmarking es una herramienta de gran valor estratégico en las organizaciones ya que permite optimizar los procesos de negocio aplicando una serie de sencillos pasos encaminados a la mejora continua y orientados fundamentalmente al cliente. El primero de ellos señala a conocer muy bien cómo es la organización, lo que supone saber claramente cuáles son aquellos aspectos que se deben mejorar.
Hagamos, ahora, un ejercicio práctico: tómese un tiempo y analice cómo es el proceso de gestión de la información en su organización. Evalúe simplemente cuánto tarda en tramitar y gestionar sus facturas o en manejar los documentos en su empresa.
Si es de los que sigue utilizando de forma reiterada el papel, comparar sus procesos con una organización que tiene ya digitalizada su información y emplea tanto soluciones de facturación electrónica o de gestión documental le dará como resultado un ahorro de costes notable, además de un aumento considerable de la productividad.
Sencillamente la clave en el benchmarking es seleccionar qué aspectos quiere mejorar de su negocio: servicio al cliente, producto, métodos de trabajo, gestión de la información… y ponerse manos a la obra aprendiendo de lo mejor que hacen los demás.
Se puede enfocar a cualquier departamento, pero su objetivo es ayudar a la empresa a moverse hacia donde quiere llegar, constituyéndose en pieza clave para lograr la máxima eficacia en los procesos.
Otro paso importante es identificar a las empresas adecuadas para hacer la comparativa. Se trata de echar un vistazo a lo que hacen los demás, ya sea competencia directa o indirecta, para adaptarse mejor al actual mercado, aplicando aquello que le da resultados a los otros, pero sin olvidar cuáles son tus fortalezas.
El benchmarking no tiene más razón de ser que buscar el éxito empresarial, determinando aquellas acciones que nos van a permitir conseguir los mejores resultados, analizando y evaluando lo que hace la competencia al objeto de que sirva en el futuro para el planteamiento de nuevos objetivos y estrategias. Todo ello ayudará a conseguir la ansiada diferenciación, lo que le llevará a mejorar su posición en el mercado, uno de los beneficios del benchmarking, pero hay más:
- Ayuda a identificar aquellos procesos susceptibles de mejora
- Gestiona el cambio en la organización implementando nuevas acciones para impulsar el crecimiento del negocio.
- Detecta cambios y tendencias en los mercados
La clave para su éxito es generar mejoras continuas en forma de ventajas y valor añadido sobre la competencia a tus productos, servicios y procesos, lo que lleva necesariamente a la mejor toma de decisiones en base a hechos concretos para así ser más eficientes y eficaces.