Los 3 errores (más comunes) a la hora de elegir la tecnología para su negocio

Las organizaciones hoy no se entienden sin el respaldo de la tecnología: mejora la competitividad, las hace más productivas y eficientes, propicia una reducción de costes y otorga, entre otras ventajas, la posibilidad de dar información en tiempo real para tomar mejores decisiones. Por ello, saber seleccionar aquella  que deba acompañarnos en el desarrollo de nuestro negocio marcará tanto las posibilidades de expansión, como otorgará la capacidad de dar un buen servicio al cliente.

De hecho, una mala decisión en esta parcela es más que probable que condicione la manera de trabajar en el futuro lastrando la eficiencia. ¿Pero qué hacer para no errar en el intento?

Desde Grupo Korporate hemos querido resaltar tres aspectos que inciden negativamente en esa delicada toma decisión que afecta en la actualidad a casi todas las compañías que quieren hacer crecer su negocio con ayuda de la tecnología.

No diseñar una estrategia clara

A menudo es habitual implantar soluciones o herramientas sin saber cual es el enfoque. Hay que diseñar un plan en función del negocio y las necesidades del mismo, estableciendo una estrategia clara para identificar cuáles son aquellos recursos que más conviene implementar. Contar con expertos adecuados es la vía más fácil para salir airoso de este cometido. Ellos evaluarán la competencia, identificarán los problemas y sobre todo le asesorarán sobre las nuevas tendencias que ha de incorporar a su negocio, algo fundamental con los continuos cambios que vive el sector de la tecnología. La clave es buscar una mejora del rendimiento, ofreciendo soluciones que simplifiquen tanto los procesos, como los cometidos habituales del personal en el ejercicio de sus funciones y en el menor tiempo posible.

Tomar decisiones en función del precio

Lo barato a menudo sale a la larga caro. Es un dicho popular pero no por ello está exento de razón. A menudo las empresas suelen caer en la tentación de que el precio sea finalmente determinante a la hora de elegir entre un presupuesto y otro. Hay que mirar bien la letra pequeña y contemplar que el servicio, formación, consultoría y asistencia técnica o soporte sea el adecuado, ya que la tecnología a menudo no funciona sola. También hay que adquirir soluciones simples y fáciles de implementar, utilizar y gestionar. No es viable dedicar, por ejemplo, más tiempo a las herramientas que a vender, o decantarse por comprar productos que luego no se van a usar. Recuerde que no acometer una inversión adecuada implica casi siempre un gran riesgo, ya que trabajar hoy con tecnología obsoleta, supone no sólo dar la espalda a la realidad sino al futuro y a sus posibilidades de desarrollo, además de que su imagen se verá dañada.

No mirar al futuro

Hay que evaluar la idoneidad de la tecnología seleccionada para adaptase a distintas fases de su negocio. Hablamos de flexibilidad, refiriéndonos a la capacidad de crecer en el futuro, así como la facultad de integrarse con otras herramientas, lo que favorecerá a la eficiencia. No basta con comprar sólo tecnología sino que hay que plantearse cómo queremos que nuestra empresa sea en el futuro y lo que hay que corregir en ella utilizando la tecnología como motor de cambio. Por tanto, la tecnología tiene que ser capaz de adecuarse al crecimiento de la compañía, (escalable) ya que las necesidades de hoy pueden ser totalmente distintas a las que tenga dentro de unos años.

No olvide que si los resultados son buenos y su efecto es duradero, las cifras, como en todo pasan a un segundo lugar. Mejorar procesos y sobre todo lograr entornos de trabajo más eficientes ahora es más fácil si cuenta con el respaldo del proveedor tecnológico adecuado que le ayudará a que su elección no sea un fracaso.

TECNOLOGÍA SIMPLE PARA ESPACIOS
INTELIGENTES DE TRABAJO