Personas y tecnología, la fórmula del éxito en la era digital

Qué sería de nosotros sin tecnología. Miremos hacia cualquier ámbito ésta nos inunda haciéndonos la vida cada vez más fácil. Difícil es pensar ahora en aquellos años donde, por ejemplo, no existía el teléfono móvil. Hoy podemos hablar con cualquier persona no importando dónde esté y también trabajar sin horarios, ni fronteras, conectarnos -incluso- hasta con las cosas y desarrollar el autoaprendizaje a niveles nunca pensados.
Todo gracias, en parte, al poder de Internet que, sin duda, se ha convertido en el canal imprescindible para acceder al conocimiento, pero también para mejorar nuestra comunicación.
Eso sin contar el papel que tendrán los datos en nuestro quehacer diario o el impacto de la inteligencia artificial y la robótica en nuestro futuro más inmediato y que nos llevará a un cambio estructural sin precedentes. Le llaman la Cuarta Revolución Industrial.
De hecho, cada vez somos más conscientes de que la conexión, automatización, colaboración, información, inmediatez, formación continua y la movilidad marcan nuestro día a día, y por supuesto, el de las empresas que también comienzan a ‘pivotar’ entre estos conceptos como parte importante de todas aquellas acciones que han de acometer para crecer y permanecer en el futuro.
Pero la transformación, evolución y en definitiva digitalización en la que tanto se incide en estos tiempos no tiene el menor sentido si no tenemos en cuenta a las personas. Aquellas a las que en última instancia va dirigida toda la tecnología y verdadero motor de que las organizaciones deban ser mucho más eficientes, sostenibles y sobre todo cada vez más competitivas. Recuerden: «La tecnología por si sola no es nada, ya que es el medio no el fin».
Sabemos que las empresas deben hoy adoptar nuevas estructuras, espacios y procesos diferentes con el objetivo de hacer frente a los cambios, haciéndose con aquella tecnología que facilite ese tránsito hacia la eficiencia de la fuerza laboral que viene, pero también de la actual. Todo ello supondrá la muerte de algunos empleos, pero el nacimiento de otros nuevos que desarrollarán su cometido en modelos de trabajo cada vez más descentralizados.
Las empresas están llamadas a tener la habilidad necesaria para crear una nueva cultura corporativa que considere a la tecnología como el medio idóneo de facultar a las personas para adaptarse al futuro, pero también el elemento que ayuda a conseguir lo que algunos han denominado ya como la ‘fuerza de trabajo líquida’ y que será la que se instaure de forma inminente en nuestras oficinas. Hablamos de aquella que tiene la facultad de reinventarse frente a los cambios y que usará de forma inteligente esa tecnología para conseguir sus objetivos.
Así, contando con las personas y no centrándose sólo en la tecnología únicamente se llega a ser una empresa digital, aquella que es capaz de evolucionar, adaptarse e impulsar la transformación necesaria para crecer y mejorar el negocio. En eso estamos precisamente enfrascados desde hace poco más de tres años en Kyocera by Korporate.
Precisamente las herramientas que nos acompañen en nuestras oficinas debe ir, por tanto, encaminadas a ser un gran aliado en la mejora de la productividad y eficiencia, buscando esa automatización inteligente, sí, pero también siendo la pieza fundamental que otorguen la capacitación necesaria a los indiviudos para su desempeño, objetivo último y verdadero centro de la era digital.

TECNOLOGÍA SIMPLE PARA ESPACIOS
INTELIGENTES DE TRABAJO