¿Estamos listos para usar la Inteligencia Artificial en las empresas? Reflexiones y desafíos

La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser una mera tendencia para convertirse en una realidad cada vez más presente en el mundo empresarial. En los últimos años hemos visto cómo la IA está transformando la forma en que las empresas operan y compiten en el mercado, permitiendo tomar decisiones más informadas y aumentar la eficiencia. Pero ahora, la IA va un paso más allá y se está convirtiendo en un habilitador clave de todas las tecnologías que se implantarán en el mercado, lo que significa que su alcance será cada vez más transversal hacia todo el ecosistema tecnológico.

Lo apunta IDC en su último informe: “Cualquier sistema nuevo, implementación o cambio de procesos internos de una organización que incluya tecnología, adopta de alguna u otra manera una capa, más o menos profunda de Inteligencia Artificial”.

La  IA está llamada a intervenir y transformar todas las etapas de los procesos a los que estamos acostumbrados. Pero ¿estamos realmente listos en las oficinas para trabajar con la Inteligencia Artificial? ¿Qué papel tienen los partners tecnológicos?

Si echamos un vistazo de donde partimos vemos que solo el 11,8% de las empresas españolas está utilizando IA, según datos recogidos en el último informe realizado por ONTSI sobre IA. La falta de conocimiento y experiencia son algunos de los principales desafíos a la hora de hacer realidad la IA en las compañías.

La hoja de ruta, aún, del rechazo y el miedo frente a esta tecnología está marcada por ausencia de habilidades, recursos, mala gestión de los datos e, incluso, por la desconfianza en la capacidad de la IA y la resistencia de los empleados a su implementación.

Aunque la IA va penetrando en las empresas, (la adopción de IA a nivel mundial es hoy 2.5 veces más alta que en 2017, según la consultora McKinsey) todavía son pocas las organizaciones que la han incorporado a toda su cadena de valor.

La IA solo es usada en un 23% en los procesos de producción de las compañías; en un 22% en ventas; 21% en seguridad; 20% en organización de procesos de administración y un 10% en logística.

Por tanto, toca hacer entender a las organizaciones y por consecuencia a las personas, qué va a suponer su implantación y lo necesario que será  la IA para mejorar todos nuestros procesos, ya que la IA está llamada a ser el motor detrás del éxito empresarial del futuro.

Las predicciones son claras en el ámbito empresarial. La Inteligencia Artificial ofrecerá hasta 10 veces más eficacia elevando la productividad a cotas hasta hora inimaginables. Para 2026, el 30% de las organizaciones utilizarán formas de economía del comportamiento y conocimientos basados en Inteligencia Artificial y Manchine Learning para impulsar las acciones de los empleados, lo que generará un aumento del 60% en los resultados deseados. (Informe IDC FutureScape, Wordwide Future of Intelligence 2022 Predictions).

Sin embargo, todavía queda por delante una gran labor evangelizadora que consiga trasladar que estos sistemas de algoritmos están diseñados para asistir a las personas en sus tareas pudiendo recopilar, analizar y procesar datos concretos y relevantes, ayudándonos a tomar decisiones más inteligentes. Pero además nos permitirá hacerlo con mayor precisión y velocidad obteniendo grandes beneficios.

En este contexto, los partners tecnológicos se enfrentan a múltiples desafíos y oportunidades. En mi opinión, nos toca nuevamente tener un papel estratégico en este cambio de modelo a la hora de aplicar esta tecnología al negocio, que estará omnipresente en un futuro próximo en todas las soluciones tecnológicas.

Por un lado, tenemos la obligación de reflexionar cómo esta tecnología afectará a nuestros clientes valorando qué datos dispone la empresa, ya que  estos son la vía para conseguir una IA útil y fiable, porque invertir en IA requiere empezar a invertir en datos.

De hecho, sin los datos y la IA, las empresas no podrán avanzar en su transformación en el futuro. Ambos conceptos están claramente interrelacionados. Primero datos, después IA. Ese es el orden.

De otro lado, el asesoramiento será clave para desplegar la solución adecuada y seremos los responsables de incorporar la IA en el ADN de la empresa. La fase más importante, la más costosa, y el primer paso para derribar barreras sobre cómo su uso puede ayudar a cada unidad o área de negocio en las compañías.

Pero también estamos obligados a mantenernos actualizados en cuanto a la evolución de esta tecnología y ofrecer soluciones cada vez más innovadoras a nuestros clientes.

Un ejemplo de ello es Prometeus Intelligent Data Suite, una herramienta para extraer el valor de los datos en las organizaciones con Inteligencia Artificial, que ayuda a tomar mejores decisiones de negocio y a democratizar el acceso a la información potenciando el rendimiento de las compañías.

La IA no nos reemplazará, pero alguien que utiliza IA sí. Tengámoslo claro. Clientes y partners tecnológicos debemos saber aprovechar sus ventajas para ganar cuota de mercado.

TECNOLOGÍA SIMPLE PARA ESPACIOS
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