La tecnología ha traído mayor conexión, más inmediatez pero sobre todo también ha incidido en la forma de trabajar. Por lo tanto, si los perfiles profesionales han cambiado y la naturaleza del trabajo también, parece evidente que esta nueva instantánea afecta a los lugares de trabajo ya que éstos forman parte importante para el éxito de la digitalización de una organización.
Hoy las empresas están llamadas a asumir el cambio en su ADN y para hacerlo necesitan de un espacio de trabajo inteligente que facilite el tránsito hacia procesos mucho más simples y, que ayudados de la tecnología adecuada, pueden llevar a las organizaciones a alcanzar altas cotas de eficiencia. De hecho, la combinación entre tecnología y estrategia será clave para la transformación digital en las empresas en los próximos años.
Los llamados Smarter Workspaces, o Espacios de trabajo Inteligentes son un importante eslabón en la mejora de la productividad y vienen definidos por ser más transparentes, abiertos al cambio, sostenibles, seguros pero sobre todo creados por y para las personas.
Así lo ha descrito en su último estudio la consultora IDC que, patrocinado por Kyocera, se señala que los proyectos de IT deben ser evaluados en términos del impacto de los empleados, socios, clientes y el propio personal. De hecho, estaríamos ante el primer escalón a subir para hacer posible un Smarter Workspaces: Las personas. Lo que significa que las empresas deben medir tanto el grado de satisfacción, aprendizaje y resultados obtenidos en los procesos «con la idea de conocer si se está progresando en un modelo de gestión y de relación orientado a las personas».
En el segundo paso lo tenemos en la tecnología y más concretamente en el cloud y la movilidad que hacen que las nuevas formas de trabajo sean más flexibles, sin quitar el ojo a la seguridad por lo que los proyectos de transformación del espacio de trabajo no podrán alcanzar niveles óptimos si no se cuida este punto que debe además de ser «transversal» a toda la organización.
Por otro lado, poner el foco en la eficiencia de los procesos (tercer paso) debe ser prioritario y al respecto hay que buscar soluciones que faciliten que los procesos dentro de la organización sean mucho más simples. Para ello, es fundamental dotar al empleado de toda la información que necesita esté donde esté. Hablamos de integración, de soluciones BPM, EPM y ECM.
Finalmente el cuarto paso estaría en la sostenibilidad y esto señala a una utilización coordinada y coherente de los recursos y que impacte en un mayor ahorro de costes y sobre todo, una menor huella medioambiental que debe impregnar a toda la organización, incluido socios y clientes.
El documento, además, señala al departamento de sistemas como el principal artífice del cambio ya que están obligados a impulsar la transformación digital en las empresas y buscar nuevas tecnologías que mejoren los lugares de trabajo, buscando sobre todo la agilidad y la inmediatez que exigen la era digital y creando nuevo valor a través de una mayor innovación.
Precisamente el 85 por ciento de los ejecutivos consultados en dicho estudios cree que lograr lugares de trabajo inteligentes van a impactar positivamente en sus negocios ya que ayudarán a las organizaciones a «ser disruptivas adelantándose a la agilidad de sus competidores».
Los resultados de este estudio muestran que si bien el trabajo todavía es ingente, lograr un Smarter Workspaces se antoja crucial para entrar con éxito en la nueva era digital.
Sectores como el sanitario, (como refleja el índice Smartec Index que proporciona una medida común para valorar la evolución tecnológica hacia los Smarter Workspaces en seis sectores clave) han tomado ya la delantera por delante de la Banca o la Administración Pública y los Servicios en añadir en sus centros de trabajo y a sus procesos toda la tecnología necesaria que le otorge mayor flexibilidad, productividad y diferenciación.
Descargue el estudio aquí y mida, al fin, su nivel de mardurez tecnológica. ¿Se atreve?
