Comienza un nuevo año que nos trae siempre nuevos propósitos no sólo a nivel individual, sino también en las empresas que en este 2017 deben seguir consolidando su estrategia de transformación digital como única vía para mejorar sus resultados, pero subiendo un peldaño más.
El último informe realizado por la Unidad de Mercado del grupo The Economist señala precisamente que las empresas avanzadas en tecnología y las que por ende han asumido el reto de la transformación digital, son las que logran mejores resultados de negocio al incrementar su rendimiento, fomentar la colaboración y mejorar su eficiencia. Precisamente este 2017 que acabamos de iniciar, debe suponer para todas las organizaciones la completa comprensión de cómo funciona la nueva sociedad conectada, donde todos tenemos que esforzarnos en ser muchos más rápidos tanto en nuestra gestión interna como externa, eficientes, pero también más inteligentes en nuestras decisiones con ayuda de los datos. En este contexto donde la tecnología nos ayuda debemos, además, apostar por los modelos de gestión basados en procesos. Se trata de conseguir sacar un mejor rendimiento a nuestra empresa, lo que nos llevará a mejorar nuestro desempeño.
La gestión por procesos viene a indicarnos que los resultados se alcanzan con más eficiencia cuando las actividades y los recursos se gestionan como un proceso. En realidad es uno de los principios básicos de la gestión de calidad recogido en las normas ISO 9000, donde se identifica el proceso como una “secuencia de actividades relacionadas o que interactúan, las cuales transforman elementos de entrada en resultados”, siendo este modelo de gestión imprescindible hoy para muchas organizaciones al estar orientado a la obtención de buenos resultados empresariales de manera eficaz y rentable.
Para ello nos hará falta identificar, primero, nuestro mapa de procesos, es decir conocer en profundidad cada uno de los procesos y subprocesos que hay en nuestra empresa, sabiendo identificar los distintos elementos y personas implicadas, delimitando y asumiendo cualquier responsabilidad en el camino. Adoptar una gestión basada en procesos significa también concentrar la atención en el resultado de cada proceso con el claro objetivo de añadir valor a nuestras acciones. Definir, identificar, analizar y centrarse en los recursos y los métodos son puntos básicos en esta forma de operar.
Así en la gestión basada en procesos hay que tener muy claro qué es lo que quiere el cliente, sabiendo identificar bien el objetivo, definiendo los desarrollos y los procesos necesarios para conseguirlo, pero ir también a una evaluación continua de los mismos. La estructura es muy clara, es imprescindible saber: qué se quiere, quién lo hace, con qué, cómo, cuándo y lo que se logra.
Además supone un cambio en la estructura clásica de las organizaciones: al pasar de la verticalidad y segmentación, a la horizontalidad y la participación de varias personas de distintos departamentos donde se tiene en cuenta ya toda la cadena de valor en su conjunto entendiendo ésta como el modo en el “se desarrollan las acciones y actividades en una empresa”, concepto definido por Michael Michael Porter en su obra Competitive Advantage.
De lo que se trata es de ir hacia la mejora continua, optimización de gastos y aprovechamiento de los recursos, porque en eso consiste asumir que al fin debemos trasformar nuestra manera de operar en las empresas frente a una realidad cambiante que nos obligará permanentemente a identificar los proyectos de mejora, la metodología adecuada y sobre todo las herramientas más idóneas para conseguir nuestros propósitos. Todo ello vendrá a ayudar solventar aquellos obstáculos que impidan tu crecimiento.
La gestión por procesos ayuda, por tanto, a estructurar mejor las actividades de la organización, mejorar el seguimiento y el control de los resultados, facilitar la planificación y el establecimiento de objetivos, además de contribuir a la mejora de la orientación al cliente y sobre todo mejorar la eficacia y la eficiencia de las actividades.
¿Preparados?